miércoles, 10 de agosto de 2011

 Todos sentimos debilidad por una persona. Todos, hasta la persona más orgullosa al menos, por una persona. Absolutamente todos. Y aunque nos empeñemos en decir "no", "me da igual", "me es indiferente", "que haga lo que quiera", realmente queremos decir "", "no lo hagas", porque "no me da igual", a pesar de todo. A veces nos damos cuenta de que a lo mejor nunca quisimos pasar página, cuando mis amigas insisten en que ya lo sabía, pero que ya es hora.

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